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      Me gusta la idea de imaginar la boca como un laboratorio homeopático; como un cuenco, receptor y húmedo, al que le incorporamos sustancias de todo tipo:

    Nutritivas
    Tóxicas
    Medicamentosas

     No somos en general conscientes de ello y nuestras defensas son poderosas porque en la mayoría de los casos podemos soportar las agresiones recibidas.

     Pero qué pasa con esos individuos más sensibles, más conscientes, más susceptibles. Rechazo, Reacción.

     Cambios en la saliva, el aliento con gusto metálico, corrientes galvánicas que se sienten cuando un metal hace contacto con los dientes, hipersensibilidad dentinaria, lesiones en mucosa. Estos síntomas en el mejor de los casos los ve el odontólogo general y la mayor parte de las veces receta un colutorio desensibilizante y nada más porque bueno, " no es tan grave." y el paciente arrastra sus síntomas por años.
     En general existe la idea de que cuando la causa - efecto no es inmediata, los hechos no se relacionan y cuando la persona consulta por un síntoma muy pocas veces se enlazan los eslabones que forman la historia biopatográfica.
     Multitud de síntomas: digestivos, neurológicos, respiratorios, cardiovasculares, síntomas relacionados con alergias de comidas y bebidas, proliferación de cándida, temblor en las manos, hormigueo en los miembros, micción frecuente, irritabilidad, depresión, fatiga crónica; pueden estar relcionados con la presencia de amalgamas y distintos tipos de metales no nobles en la boca.
     Que el individuo presente desordenes o no depende de su resistencia o susceptibilidad al metal.
     En algunos casos, el paciente que está atento, puede decir que después de tal o cual práctica médica nunca volvió a sentirse bien, pero en general se necesita un interrogatorio que hile muy fino para descubrir las posibles relaciones, sobretodo cuando el remedio escogido parece ser el correcto y no hay una mejoría clara de los síntomas.



     A veces el remedio homeopático parece no actuar, el paciente no mejora y en muchos casos de acuerdo con la susceptibilidad es necesario eliminar todos los metales de la boca.

     El doctor Charles Taft, profesor de cirugía dental en una Escuela Médica homeopática de Chicago a finales del siglo XIX, comprobó que al eliminar las obturaciones de amalgama, las dolencias crónicas mejoraban notoriamente.
     La fórmula típica de una amalgama hoy es 50% mercurio, 35% plata, 13% estaño, 2% cobre y una pequeña porción de zinc.

     Las amalgamas se comportan como una pila eléctrica. En un medio húmedo la superficie de la obturación envejece sufre una descomposición electrolítica y se produce la liberación de metales, de los cuales el mercurio es el más peligroso y puede convertirse en una toxina letal.

     El mercurio es el único metal pesado líquido a temperaturas regulares y se ha descubierto que la producción de vapores tóxicos de Merc. aumenta 6 veces más, cuando masticamos, especialmente comidas calientes y aciduladas
     La Universidad de Calgary, condujo una investigación sobre este tema, ya que en Norteamérica se utilizan cien mil kilogramos de mercurio para las amalgamas dentales. Se demostró que los vapores de mercurio se liberan durante la masticación.

       Cuando se colocaron a unas ovejas amalgamas en sus dientes, a los 29 días se pudo corroborar, la presencia de mercurio en varios órganos y tejidos con los cambios degenerativos correspondientes. Esta es una de las razones por las que el gobierno de Suecia prohibió la colocación de amalgamas dentales a mujeres embarazadas, por que no sólo penetran la barrera hematoencefálica (llega al cerebro) sino que atraviesan la membrana de la placenta.
     No deberían colocarse amalgamas a mujeres embarazadas ni a madres que estén amamantando, así como tampoco retirarlas de la boca sin el debido cuidado en este período.

     El mercurio es considerado un alergeno y puede producir cuadros de inflamación crónica del sistema linfático, reduciendo el número de las células linfocitos T cruciales para el buen funcionamiento del Sistema Inmunológico.

     Cuando el organismo se ve sometido por años a la presencia de una sustancia tan tóxica, es lógico que de acuerdo con la susceptibilidad se manifiesten síntomas.

       El Dr. Fritz Lonscheider publicó en la revista Insight su conclusión sobre el tema. El mercurio es altamente permeable hacia las membranas celulares y puede, como vapor, moverse fácilmente através de los pulmones hacia la sangre y el tracto gastrointestinal.

     Se lo considera también vinculado a los transtornos de colon irritable pues la continua liberación de vapores de Merc. se combina con el ácido clorhídrico formando clorhidrato de mercurio que destruye las bacterias del intestino, permitiendo el desarrollo de cándida y otras levaduras llevando lógicamente a los disturbios conocidos.

       Se realizó en Canadá, en mayo de 1991, el Simposium Internacional sobre la Toxicidad de las Amalgamas de Mercurio. Se estableció la conexión con la artritis, la esclerosis múltiple y el mal de Alzheimer, habiéndose comprobado en esta patología más cantidad de merc. que de aluminio en el cerebro, y como dato interesante se corroboró la similitud de síntomas de esta enfermedad con la intoxicación de mercurio.

     Los efectos del Merc. pueden aparecer después de muchos años y suelen variar según la resistencia inherente del organismo.

     Las drogas y contaminantes traen sus propios problemas y sólo pueden superarse cuando se indican las medicinas homeopáticas correspondientes que ayudan a restablecer el equilibrio.
     Es recomendable seguir atentamente las medidas de seguridad para el paciente y el odontólogo cuando se retiran las obturaciones de amalgama. Conviene en muchos casos prescribir medicación homeopática y vitamínica que ayudan al proceso de desintoxicación.

     Hoy en día las autoridades sanitarias son estrictas con respecto a la manipulación del mercurio, deben usarse envases herméticos y se necesitan recipientes especiales para no arrojar a la basura productos contaminantes, pero es entonces ilógico que se sigan colocando dentro de la boca.

     La discusión aun continúa, la American Dental Association (ADA) rebate estos argumentos, sosteniendo que no se ha comprobado que las amalgamas liberen mercurio. Sin embargo la tecnología moderna, ha sido capaz de detectar que las concentraciones de mercurio en sangre son mayores en las personas que poseen amalgamas.
     La población sobretodo por estética y no siempre por salud (desconocimiento) prefiere las obturaciones con resinas que imitan a los tejidos dentarios, los grupos ecológicos se muestran activos en estos temas y los homeópatas somos los más indicados para defender estos conceptos. Hahnemann y Boenninghausen atacaban con sus escritos la división esquizoide y nos llevaron a comprender que la boca pertenece a la totalidad Por lo tanto muy pronto, trabajando en conjunto podremos...


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